Masanobu Fukuoka
Masanobu Fokuoka nació en 1913 en una pequeña ciudad campesina de la isla de Shikoku, en la región Sur de Japón, estudió microbiología y se especializó como fitopatólogo. Pero a los 25 años de edad surgieron dudas en su mente y comenzó a cuestionarse sobre todas las cosas que había aprendido acerca de las "maravillas" de la ciencia moderna y empezó a ver que todos los logros y conclusiones de la civilización humana carecían de significado frente a lo que es la totalidad de la Naturaleza.
"Mientras fui joven, un montón de circunstancias me llevaron, orgulloso y solitario, por un camino de espaldas a la Naturaleza. Con tristeza, sin embargo, aprendí pronto que una persona no puede vivir sola. O bien vive en asociación con la gente o en comunicación con la Naturaleza. También averigüé, para mi desesperación, que la gente ya no es realmente humana y que la Naturaleza ya no es verdaderamente natural. La sublime vereda que se alzaba por encima del mundo de la relatividad era demasiado escarpada para mí."
Así, regresó a su pueblo natal, se dedicó a tratar de trabajar con la naturaleza, a prueba y error en su pequeña granja, hasta que logró un huerto natural que es al mismo tiempo un bosque, una hortaliza y un jardín, en donde conviven cerezos, duraznos, ciruelos, mirtos, acacias, verduras, arroz, plantas de olor, medicinales, y flores; y todo esto... sin labranza, no fertilizantes, no pesticidas, sin escarbar y sin podar. Esto constituye precisamente lo que Fukuoka llamaba Los Cinco Principios del Cultivo Natural. Wendell Berry, estudioso de Fukuoka, señala que éste último nos deja bien claro que "Cuando cambiamos la manera de cultivar nuestro alimento entonces cambiamos nuestra comida, a la sociedad y nuestros valores", y que en este cambio tenemos la responsabilidad de tomar nuestro propio consejo y ponerlo en práctica antes de ofrecerlo a otra gente.
Para Fukuoka la ética, la espiritualidad y el cultivo de alimentos, debían ser indisolubles. Entender el papel del deseo insaciable en el drama personal y del mundo es clave. De allí que Fukuoka nos recuerda que "Cuando se entiende que uno pierde la alegría y la felicidad en el esfuerzo por poseerlas entonces la esencia del cultivo natural será realizada".
Si esto nos parece muy idealista y utópico, nos sorprenderá lo existencial de Masanobu y su camino: "Estar aquí, cuidando un pedazo de Tierra, en plena posesión de la libertad y plenitud de cada día". Considera que el curar la tierra y el purificar al espíritu humano son un mismo proceso. La paradoja del conocimiento y actividad humana La búsqueda del patrón de la naturaleza. del descubrimiento del modo en que ella se desenvuelve, condujo a Fukuoka a la conclusión de que el conocimiento humano convencional y el del cientificismo es como el actuar de un tonto que hurga en libros de día y de noche, afectando sus ojos hasta la miopía más aguda y lo curioso de todo esto es que por lo que hurgaba con tanto afán era ¡ el llegar a inventar un artefacto para curar precisamente la miopía !! y aún se siente orgulloso de su invento.
Para Fukuoka el conocimiento científico y la hiperactividad humana, al acumularse, ha resultado en perder la sabiduría de una vida simple, plenamente conciente de cada instante y por otra parte se ha creado un mundo terriblemente complejo, materialista, peligroso, soberbio, pues en última instancia el mundo es impredecible. Cuando el ser humano apareció sobre la faz de la Tierra, ésta y su matriz (el universo) ya tenían millones de años en movimiento. Hay que detenerse, observar profundamente y hacer entonces lo vital y simple. Necesitamos ver al mundo con una mirada fresca y directa.
"Lo que ahora escribo, son las notas de un granjero que durante cincuenta años ha deambulado en busca de la Naturaleza. He recorrido un largo camino, y todavía ahora, al caer la noche de mi vida, aún me queda mucho camino por recorrer".
Los Cinco Principios del Cultivo Natural Estos principios nos ayudan a cooperar con la naturaleza en vez de manipularla.
El primero es el no labranza, es decir, no arar ó voltear al suelo ¿Cuándo hemos visto que la naturaleza haga surcos? La tierra se cultiva a si misma por medio de la penetración de las raíces de ciertas plantas. por la actividad de microorganismos y lombrices.
El segundo principio es no fertilizantes químico-sintéticos o incluso composta preparada. Si a la tierra no se le explota el suelo tiende a mantener naturalmente su fertilidad en armonía con el ciclo plantas-animales. Como fertilizante Fukuoka utiliza el cultivo de trébol blanco, alfalfa, verza y paja con un poco de gallinaza aplicados directamente sobre el suelo. Si la naturaleza no se perturba, la fertilidad se incrementa ¿quién fertiliza los árboles gigantes que encontramos a veces en el bosque? La composta es buena pero no hay necesidad de hacerla.
El tercer principio es no desyerbe por labranza o herbicidas. Las "malas yerbas" no existen, lo que hay es un mal uso de las plantas pues las hierbas juegan un papel importante en la fertilidad y balance de la comunidad biológica. Las hierbas deben ser controladas, no eliminadas. Fukuoka las controla con acolchado de paja y cobertura de trébol interplantado con los cultivos.
El cuarto principio es no dependencia en pesticidas químico-sintéticos, pues estos matan indiscriminadamente la riqueza biológica del suelo, aire y flora. Los insectos existen naturalmente en todo cultivo y se convierten en plaga debido a los artificiosos monocultivos y debilidad de plantas cultivadas en un suelo artificial sin humus.
El quinto principio es no poda. El dejar desde el principio que un árbol siga su forma natural es lo mejor pues hará las podas innecesarias. Por lo general los árboles que requieren poda es debido a que las plantas madre fueron podadas en el vivero o sus raíces fueron dañadas. Los anteriores principios nos permiten entender por que Fukuoka llama a su método un camino hacia la agricultura del "no hacer". La agricultura convencional es un trabajo cada vez más complejo y extenuante debido a la influencia de la tecnología, intereses mercadotécnicos y confusión ideológica y de valores espirituales. (...)
Las Bolitas de barro con semilla
Debido a que Fukuoka cultiva entre las hierbas silvestres, para evitar que los pájaros y ratones se lleven sus semillas, Las envuelve en bolitas de barro. Esta ingeniosa técnica puede hacerse de dos maneras: La primera forma consiste en separar las semillas en un recipiente plano o canasta y sacudirlos hacia adelante y atrás, en un movimiento circular. Fino barro en polvo es echado sobre el las y se les agrega poco a poco una delgada aspersión de agua. Esta forma una bolita de 1.5cm de diámetro.
El otro método para hacer las bolitas es el remojar las semillas por varias horas en agua. Las semillas son removidas y amasadas con barro húmedo, ya sea con las manos o pies. Entonces el barro es pasado a través de malla de gallinero con el fin de separarlo en terrones pequeños. Los terrones se dejan secar por uno o dos días hasta que se pueden enrollar entre las palmas de las manos para hacer las bolitas.
Fukuoka murió a los 95 años, dejando tras de si el ejemplo vivo de una manera radical y revolucionaria de entender la relación con la tierra y un método agrícola basado en la contemplación de la naturaleza y en la mínima intervención humana. Un método capaz de reverdecer y reforestar zonas áridas. Capaz de obtener los mejores resultados de la tierra desde el No hacer.
" La gente ya no pone los pies descalzos en la tierra pelada, sus manos se han alejado de las hierbas y flores, no dirigen su mirada al cielo, sus oídos están sordos al canto de los pájaros, su nariz se ha hecho insensible a causa de los tubos de escape y su lengua y su paladar han olvidado los sabores sencillos de la naturaleza. Los cinco sentidos han crecido aislados del mundo natural. La gente se ha alejado dos o tres escalones del hombre verdadero... los verdaderos gozos y deleites del hombre eran un éxtasis natural. Esto sólo existe en la naturaleza y se desvanece lejos de la tierra. Un medio ambiente no puede existir fuera de la naturaleza, y así la agricultura deberá ser el fundamento para vivir. El retorno de la gente al campo para cultivar la tierra y crear aldeas de hombres verdaderos es el camino a seguir para la creación de ciudades ideales y naciones ideales "
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