Qué es el budismo?
Hace 2.500 años un príncipe indio, llamado Siddhartha Gautama, empezó a preguntarse sobre la naturaleza de la vida. Aunque llevaba una vida muy afortunada, en un palacio, rodeado por todos los deleites que puede ofrecer el mundo, nunca se dio cuenta de que todos debemos envejecer, enfermar y en algún momento, morir. Sin embargo sintió que la vida con tantos placeres no puede tener sentido y emprendió una búsqueda para comprender el significado de la vida.
Empezó practicando como un asceta y estudió con todo tipo de maestros de meditación que enseñaban en aquel tiempo. Aunque aprendió algo muy importante con todos ellos, descubrió que no resultaba útil ser un asceta y conformarse simplemente con una panoplia de creencias religiosas. Por ultimo, se sentó bajo un árbol, solo, decidido a meditar hasta que consiguiera la última realización.
Descubrir el estado mental despierto
El
Buda enseñó que la experiencia que tenemos en la vida está marcada por la confusión y, con frecuencia, por estados mentales dolosos, producidos por aferrarnos a una sensación de ser o ego. Bajo esta confusión subyace el estado mental despierto, que siempre está ahí, en todos nosotros, simplemente oculto. Lo llamamos
iluminación. Desde el punto de vista budista, la espiritualidad no consiste en alcanzar algún reino celestial sino trabajar de lleno con la base de la existencia, la mente y la confusión para empezar a aclarar la confusión y a descubrir la sabiduría que siempre está ahí. Esto se consigue a través de la meditación. Por eso la senda budista completa se basa en el descubrimiento de la
ausencia de ego y la madurez de la intuición y del conocimiento que procede de la
ausencia de ego.
Tres vehículos en el budismo
En la comunidad Shambhala practicamos las enseñanzas budistas según la tradición tibetana. En ella se describe la senda budista como tres vehículos o sendas:
hinayana,
mahayana y
vajrayana.
Se empieza estudiando el
hinayana.
Hinayana significa literalmente "pequeño", o vehículo "menor", pero sería más acertado llamarlo "vehículo estrecho". El
hinayana es el vehículo pequeño o estrecho en el sentido de que, al comenzar la senda, necesitamos una disciplina estricta de meditación para reducir, o domar, la velocidad y confusión de la mente, para permitir que la mente descanse en el sitio que le corresponde. En el
hinayana trabajamos directamente con la vida y la mente de forma muy sencilla, y comenzarnos a percatarnos que cualquier experiencia que tengamos, sea buena o mala, positiva o negativa, es trabajable, domable. El ideal del
hinayana es la liberación individual, que llamamos
nirvana. En Occidente es una equivocación corriente considerar el budismo sólo como
hinayana, y por eso se cree que el budismo se centra solamente en escapar de la miseria del samsara y alcanzar el
nirvana.
Sin embargo el
mahayana, o "vehículo grande", va más allá del ideal de la salvación individual del
hinayana. Su objetivo es la liberación de todos los seres sensibles, lo que significa que se incluye a todos y a todo en la visión amplia del
mahayana. La disciplina principal del
mahayana consiste en ayudar a los demás, en pensar en los demás antes que en uno mismo. Pero esta actitud y esfuerzo no surgen de negarse a uno mismo ni del martirio sino más bien de la calidez auténtica y de la compasión por los demás.
El tercer vehículo, el
vajrayana, significa literalmente "diamante o vehículo indestructible". En este caso la idea de indestructibilidad consiste en descubrir el estado despierto innato de la mente que poseemos, o naturaleza vajra, que empapa y da poder a nuestra existencia. El
vajrayana es una continuación de los dos vehículos previos y sin la formación adecuada en las disciplinas
hinayana y
mahayana, es imposible entrar en la senda tántrica o
vajrayana.
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